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Creatividad – Guía básica del cazador de ideas

4. Incubación

Una parte imprescindible de nuestra labor creativa es… dejar de crear.

Sí. Dejar nuestra historia en un cajón y olvidarnos de ella. Podemos apartarla sólo unos cuantos días, aunque Pablo iba mucho más allá. Para él era importantísimo estar un par de meses sin tocarla ni pensar en ella. Si hay algo en lo que coincidían Pablo y Valentín es que en la creatividad no hay dogmas, así que os dejo que sea vuestra propia mente la que os diga cuándo tenéis que apartaros de la historia y cuando estáis listos para retomarla.

A lo largo de ese tiempo, aunque no estemos trabajando conscientemente en ella, la semillita habrá quedado plantada en nuestro cerebro y empezará a echar raíces. No sólo eso, sino que, además, cuando la retomemos, seremos capaces de leer lo que ya hemos hecho con otros ojos, casi como si fuera la historia de otro, y descubriremos partes que no quedaron tan bien como creíamos y otras que estaban mejor de lo que esperábamos. No os preocupéis si tenéis que tirar la mitad de las cosas: la papelera de un buen creativo suele tener más hojas que su carpeta.

No obstante, yo os recomiendo que, a menos que se os ocurra algo mejor que lo que ya tenéis, en lugar de rehacerlo, simplemente lo marquéis para cambiarlo cuando realmente tengáis algo mejor. Es imprescindible evitar que os bloqueéis en una escena. Si no os sale algo bueno meted de momento una «ñapa» (como diríamos los programadores) que cumpla con los objetivos dramáticos de la escena. Eso sí, acordaros de que en la versión final no quede ninguna ;).

5. Olfato de cazador

Esta es una guía para el cazador de ideas, así que puede que esta parte sea la más importante. Las ideas no sólo hay que tenerlas. Hay que atraparlas antes de que vuelvan al Mundo de las Ideas, dejando de nuevo un hueco en este efímero mundo material… Llevad SIEMPRE algo para apuntarlas.

Nunca sabéis dónde podéis encontrar ese resquicio de inspiración: en el trabajo, en el tren, dando un paseo, conversando con vuestros amigos, o incluso en un garito de juerga. En cualquier papelería podéis encontrar cuadernos que os caben en un bolsillo, y un bolígrafo nunca ocupa lugar. Si sois amantes de la tecnología y os las apañáis bien escribiendo con un smartphone, aseguraos de que siempre tenga cargada la batería.

El peor enemigo de la creatividad es la razón. Así que si tienes una idea, apúntala antes de dilucidar si es buena o mala. Recuerda que las ideas establecen conexiones entre ellas. Ideas que en un principio podían ser horribles, pueden convertirse en auténticas genialidades en compañía de su media naranja. Sin ir más lejos, pensad en Tombi: ¿un chaval con el pelo rosa que se enfrenta a cerdos diabólicos? Y si lo juegas, rápido te darás cuenta de que ese no es el único desvarío… y sin embargo es una auténtica obra de arte, porque han sabido conectar todos esos disparates con una gran creatividad. Pero recordad que antes tuvieron que apuntar cosas como «los malos son una panda de cerdos diabólicos» o «la gente se mete con el protagonista porque tiene el pelo rosa», que quizás con un poco de raciocinio hubieran descartado automáticamente.

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