Cada persona tiene sus propios momentos en los que es más propensa a tener ideas, pero Valentín nos hizo comprobar que algunos de ellos son comunes a la mayoría de la gente:
- En sueños.
- Al escuchar música.
- En la ducha.
- Al despertarse.
- Al acostarse.
- En el tren.
- Cuando sales de la rutina diaria.
- Etc.
Analizándolo podemos darnos cuenta de que la mayoría de estas situaciones se dan cuando estamos relajados. Esto es porque la mente tiene cinco estados que están definidos por distintas frecuencias de ondas cerebrales, y en unos está más receptiva que en otros:
- Gamma: estado de alto rendimiento perceptual.
- Beta: estado de alerta.
- Alfa: estado de relajación (el mejor para el trabajo creativo).
- Zeta: estado de ensoñación.
- Delta: estado de sueño total.
De modo que, para ejercitar nuestra creatividad, tenemos que buscar la forma de sumergirnos en un estado Alfa.
La música es una forma genial de inspiración, porque además de ayudarnos a entrar en estado Alfa, actúa de estímulo externo imprimiéndonos emociones.
Sin embargo, lo que más nos va a ayudar a relajarnos es controlar técnicas de respiración que nos ayuden a liberarnos del estrés, ya que podemos practicarlas en cualquier circunstancia sin necesidad de tener un reproductor a mano. Además, si practicamos estas técnicas habitualmente llegará un momento en que las hagamos de forma inconsciente, y nos podamos sumergir en un estado de inspiración mucho más fácilmente.
Ejercicio práctico 2: Técnica de relajación
Este ejercicio es «made in me«, así que si ya conocéis otras formas o preferís buscar técnicas de alguien que sepa, mucho mejor que seguir las instrucciones de este recién destetado. No obstante a mí me funciona bastante bien, y por lo que he escuchado, en general es parecido a lo que hacen «los que saben».
- Cerramos los ojos.
- Cogemos aire profundamente, lo retenemos y lo dejamos soltar lentamente.
- Tenemos que dejar nuestra mente en blanco. Como el ser humano tiene la manía de no poder dejar de pensar, vamos a hacerlo en algo que no nos produzca estrés. Agobiarse en tener que pensar en un campo verde y bonito a mí no me funciona, así que me centro en hacer la respiración como describo en el paso 2.
- Cuando controles tu respiración ve más allá, y chequea tu cuerpo. Busca las partes que tienes tensas, esos pequeños dolores que no sabías que tenías, y acomódate donde estés para que tu cuerpo esté lo más a gusto posible.
- Al principio notarás que estás hecho trizas (al menos yo siento eso) y que te duelen hasta las puntas de las uñas, así que empieza a imaginar que sólo con tu mente puedes aliviar tus músculos y curar tus achaques.
- No pienses en nada, mantén el pulso con tu cuerpo hasta que sientas que tu propia mente empiece a preocuparse de otra parte de ti más interior. Déjala, es momento de revisar tus pensamientos y eliminar las sensaciones negativas.
- Sigue trabajando sobre ti mismo, en un estado de profundo relax. Imagina que es un viaje hacia el interior de ti mismo, y disfruta de las imágenes que tu propio cerebro construirá para representarlo.