En este mercado podemos ver la gran variedad de colores y NPCs que pueblan Colortown

Preview – The Last Tinker: City of Colors

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El estudio indie alemán Mimimi Productions, que hasta ahora sólo habían desarrollado juegos para móviles y tablets, nos presentan su primera incursión en las plataformas de sobremesa: The Last Tinker: City of Colors. Aquí os dejamos las primeras impresiones que hemos tenido jugando a esta colorida aventura.

The Last Tinker: City of Colors está ambientado en Tinkerworld, un idílico mundo en el que todo, desde la flora a la fauna, está construido a base de papel, cola y pintura de colores. Esta pintura de colores, se fabrica en Colortown, una ciudad en la que cada habitante está ligado a un tono de color y en la que, hasta ahora, todo el mundo vivía en perfecta armonía. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la ciudad ha empezado a dividirse por colores y han crecido las tensiones entre los que son diferentes.

Y es aquí donde empieza nuestra aventura. Tomamos el control de Koru, un joven habitante de los suburbios de Colortown que, ayudado por su mascota (una especia de oveja voladora) va a ser el elegido para salvar la ciudad y, por ende, todo Tinkerworld.

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The Last Tinker: City of Colors es una aventura 3D en tercera persona en la que lo primero que nos llama la atención es la estética, de dibujos animados, y en la que no se han cortado ni un pelo con la paleta de colores. El mundo es tremendamente variado y a cada sitio en el que miramos da sensación de vida y movimiento, con NPCs yendo de un lado a otro y multitud de caminos y zonas a explorar.

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En cuanto al gameplay, pese a ser un juego que a priori podría ser clasificado de plataformas, tiene la peculiaridad de carecer de botón de salto. A la hora de saltar, simplemente hay que acercarse a los bordes de las plataformas con el botón de correr pulsado y nuestro personaje saltará automáticamente, al más puro estilo Assassin’s Creed, de una plataforma a otra, dotando así al juego de un dinamismo bastante interesante.

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La otra mecánica principal es la de la pelea,  también muy influenciada por juegos como Assassin’s Creed o la nueva saga de Batman, pero a un nivel mucho más simple. Nos enfrentaremos contra grupos de enemigos que nos rodearan pudiendo golpearlos en el orden que queramos simplemente apuntando con el stick derecho y pulsando el botón de golpear.

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Además de estas dos mecánicas principales sobre las que se sustenta el grueso del gameplay del juego, hay que hacer especial mención a otras que lo dotan de una variedad que hace que sea muy difícil que se nos haga monótono. Una de ellas es la de los “railes”, sobre los cuales nos desplazaremos derrapando a gran velocidad y que, entre otras cosas nos servirán para movernos rápidamente de un sitio a otro del escenario. Otra son los momentos concretos en los que tendremos que hacer que una simpática seta humanoide nos siga, a base de silbidos, para resolver ciertos puzzles.

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Técnicamente, el juego está muy conseguido. Está desarrollado con el motor Unity y lo aprovecha al máximo. Prácticamente no hay tiempos de carga, y cuando los hay es porque pasamos de una zona a otra diferente. Mención especial merecen algunos efectos, como las partículas de confeti que va dejando nuestro amigo volador cuando nos indica el camino a seguir para llegar a nuestro siguiente objetivo, o los carteles que nos muestran los diálogos de los personajes, completamente integrados como un elemento más del escenario cuando aparecen. 

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En cuanto al sonido, la música cumple con creces su función con unas melodías alegres en zonas de plataformeo y un poco más movidas cuando llega la hora de repartir mamporros. Los efectos de sonido también son correctos, aunque las onomatopeyas que hacen los personajes al hablar (pues no hay voces) pueden llegar a ser pelín molestas a veces en los diálogos largos.

En definitiva, en este primer acercamiento a The Last Tinker: City of Colors, nos encontramos con un juego que, pesé a su marcada estética infantil, puede suponer una gran sorpresa para los amantes del género de la aventura de todas las edades,  gracias a una historia cuidada, un apartado técnico más que aceptable y un gameplay que, sin inventar nada nuevo, conjunta lo mejor de varios títulos actuales, pero dotándolo de una sencillez de manejo que no nos ha dejado indiferentes.

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